Un hombre perseverante en la fe
Lucio Taquichiri nació el año 1956 en Vilacaya Provincia Linares Departamento de Potosí, sus padres Sinforiano Taquichiri y Raimunda Romero, que a la edad de 9 años fallece su padre y tal motivo provocó el viaje a temprana edad al Departamento de Santa cruz en busca de familiares y trabajo, más tarde a la edad de 24 años llega a Libertad, trópico de Cochabamba donde compra un terreno para consolidarse en la comunidad siendo su trabajo la agricultura; ya en el año 1980 a la edad 25 años conoce a Crispina Sandoval posteriormente forman una familia, sus hijos Edwin, Elvis, María Elizabeth, Josué y Rebeca
Lucio Taquichiri Romero quien fue sucesor del Pastor Pedro Contreras, desde 1984; se opuso al llamado de Dios cuando en Salta-Argentina los presbíteros y Pastores iban a orar por su vida para enviar como Pastor a Bolivia; pero más tarde Dios los sacó con mano fuerte para la obra en Libertad, Trópico de Cochabamba. Desde ese momento y junto a su familia dedicó todos los días de su vida a extender el Reino de Dios sobre la Bolivia y resto del mundo, con tenacidad y constancia, con pasión y devoción, de manera incansable y con gran ímpetu.
A Lucio Taquichiri no le fue fácil empezar en el ministerio, pero su mansedumbre y humildad lo llevaron a conquistar hombres y mujeres mayormente del área rural, como ser de Norte Potosí y el Sur, Chuquisaca, Santa Cruz, Oruro, Beni y Cochabamba trabajando por la gente más necesitada; llevando un mensaje de cambio de vida, restaurando familias enteras, predicando el amor a Dios y al prójimo. Fundador de cuantiosas obras en Bolivia, presidente de la comisión directiva del MCM Maranatha, presbítero Internacional del MCM Maranatha, también se reconoció en él un apostolado por sus frutos y lo más importante fue formar a su familia en la palabra de Dios, sus hijos que desde pequeños colaboraron con él y lo apoyaron en todo hoy son profesionales y una congregación de Obreros dispuesto a llevar adelante la visión.
Lucio nos mira a todos desde el cielo; ese cielo tan celeste, tan profundo, cielo de los mil universos. Él nos abraza con sus manos; manos de pastor, manos de padre protector, manos de mil batallas. Lucio acaricia los frutos de su esfuerzo, ve la cosecha de su siembra; preciosa siembra a través de los tiempos y sus bendiciones, a través de las largas noches y sus viajes por todos los rincones de Bolivia.
Él sabe de cansancio, de trasnoches, de problemas, de esfuerzos y triunfos. Él lo sabe mejor que nosotros.
Lucio va más allá de un recuerdo.
Lucio va más allá de mil honores.
Lucio va más allá de cualquier palabra.
Lucio sembró amor.
Lucio sembró palabras de bendición, esperanza, días, noches, fríos y calores.
Sembró tiempo, comprensión, misericordia, dio más de lo que tuvo, mucho más allá de sus posibilidades.
Curó heridas y alivió dolores. Rió con los que rieron y lloró con los que estuvieron tristes.
Y cuando finalmente sembró todo aquello que pudo, y no tuvo más que dar, sembró su propia vida. Durante 30 años trabajo en la obra de Dios, sin descanso alguno, hasta el último suspiro de su vida. Lucio Taquichiri Romero durmió en el Señor, el sábado 30 de marzo 2013. No decimos adiós… solo hasta pronto.
Aunque con un dolor profundo en el corazón podemos decirte “Gracias Señor por su vida”. Gracias por cada uno de los días que nos la regalaste. Por los maravillosos años que pudimos pasar juntos. Por todas las cosas que aprendimos con él y de él.
Un ejemplo como padre, no solo para nosotros, sino para todos sus hijos espirituales.
Su gran pasión… Sin duda… que Bolivia sea para Cristo. Y de Bolivia al mundo, porque si hay algo que sabía hacer, era pensar en grande.
Un corazón ampliamente generoso la caracterizaba. Ayudaba a todo aquel que venía con una necesidad, aun mas allá de sus fuerzas.
Humildad, Mansedumbre, integridad, sacrificio, generosidad y hombre de fe; todos estos son adjetivos que ilustran su personalidad. Aunque simplemente, la podríamos describir como un trabajador incansable para llevar adelante el reino de Dios brindando hasta lo más integro de su vida. Sin lugar a dudas, un gran hombre.
• Queda en nuestro espíritu las palabras que él compartió:
• Esforzaos, nunca desmayen, sigan el camino hasta que venga Jesús a llevarnos a su gloria
• Debemos tomar a Dios enserio, porque él es dueño de todo
• Ten fe
• Dios proveerá
• Puestos los ojos en Jesús, no en los hombres
• Porque de vosotros Dios hará una nación grande para la gloria de su nombre
Su vida transformó la nuestra y la de muchos más. Lo único que nos queda por decir es: Hasta pronto, te amamos por siempre.
Edwin, Elvis, Elizabeth, Josué y Rebeca (hijos)
Crispina Sandoval Cejas (esposa)
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